Considero que lo más importante seria explorar que dice el mundo académico sobre esta expresión, por lo tanto veamos que dice el Diccionario de la lengua española al respecto:
Según el diccionario de la real academia española, (2012)...lo encierra en tres significados provenientes del latín (felicĭtas, -ātis)
1. f. Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien.
Por su parte, Zenit.org
(s/f), publicó lo que para el Papa Benedicto XVI considera
como felicidad, donde el manifiesta que la felicidad del justo como docilidad a
Dios, origen de esperanza y armonía interior.
Ahora bien, dos definiciones que si las analizamos a
simple vista podríamos decir que discrepan una de la otra; y a mi modo de ver
considero que existen algunas coincidencias, pero con una carga importante de
diferencia en cómo y dónde se práctica la misma. Es decir...la real academia
española en su traducción del latín la enmarca en un simple significado
reducido a: estado de ánimo, satisfacción y suerte. Para el Sumo Pontífice se
traduce en una experiencia de vida que se deriva y parte de Dios como la
esperanza de vida y el amor interno de cada ser humano. Cuando comparamos ambas
definiciones las coincidencias están en que ese estado de animo del que habla
la real academia pudiese significar a mi modo de ver nuestra experiencia de
vida; pero la gran diferencia que se marca en las dos definiciones es que dicha
experiencias son placenteras cuando Dios forma parte de ellas, ya que evita en
si misma el egocentrismo de creer que esa satisfacción proviene solo de mi
esfuerzo...No para nada, la experiencia de vida con Dios marca la diferencia
total para el hombre cuando busca la felicidad, ya que la misma cuando proviene
de Dios permanece en el tiempo, no es volátil, es hermosa y se comparte con
todos los hombres; en cambio cuando ella proviene solo de un esfuerzo personal
se desvanece en poco tiempo.
Estimados amigos, convencido estoy que la felicidad no
es un instante pasajero en tú vida, ella representa la comunión con Dios para
compartirla con todos los hombres, por ello es seguro afirmar bajo el conocimiento de Dios que la misma no es un mito..es una realidad en tú vida cuando Dios está contigo...Amén, amén y amén.