domingo, 26 de diciembre de 2010

Acrecienta Señor el Amor en nuestros Hogares...

Apreciados amigos(as), pedir a Dios que acreciente el amor en nuestros hogares implica abandonar y despojar de nuestras vidas muchas acciones y actitudes hostiles y miserables que aún envuelven nuestra vida de pecado...Es importante orar con fuerza para pedir a Dios fuerzas como cristianos para soportar a veces las cosas feas que nos ocurren, no es fácil, no es sencillo por cuanto nosotros pedimos a Dios esas fuerzas para poder combatir las acciones malas que otros aplican sobre nosotros, es decir, nosotros como cristianos debemos poner la otra mejilla...Esa es la connotación que muchos hacen, que los cristianos somos tontos y cualquiera puede venir y hacer de nosotros los que les de la gana, pues déjenme decirles que no es así; Dios es nuestro ampara y él nos ha enseñado para que seamos humildes, de buen corazón; no ningunos inútiles que cualquiera viene y deshace en nuestras vidas...Los cristianos poseemos la justicia de Dios y con esa justicia todos serán medidos. La propia virgen María con su pureza y bondad nos enseña a luchar por las cosas que son justas y la justicia en la familia inicia por entendernos, comprendernos, aceptarnos como somos, aceptarnos nuestras formas de actuar, aceptarnos nuestros errores y culpas...si de esa forma luchamos estamos entonces acrecentando en el Señor el Amor en nuestros Hogares. La paz, el amor y la concordia en el hogar se construye sobre la base de como somos y la actitud que le ponemos a como deseamos ser, estando seguro que cualquier cambio en nuestras vidas en alguna de las formas viene porque Dios la propicia no porque nosotros queremos que la persona cambie; sin embargo, cuando se hace referencia  a esos cambios es en referencia a actitudes, costumbres aprendidas por muchos años, al contrario de acciones que a la luz de todo el mundo son injustas y a las personas les gusta continuar practicándolas...en otras palabras para que en la familia se acreciente en el Señor el amor en el hogar es preciso entregar al Señor en oración nuestra forma de ser................Amén y amén.

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