miércoles, 21 de marzo de 2012

"...el que tenga oídos que oiga"

Excelente amanecer a todos los amigos...hoy es una mañana estupenda para entregar a Dios todas las cosas en sus manos...usted se preguntará, bueno y por qué es un excelente día para eso?, amigo porque Dios hoy le permite abrir los ojos y leer este mensaje,usted hoy ve la luz, es decir, Dios le ha concedido un día más en esta hermosa vida.
La lectura bíblica de hoy basada en el Evangelio de Marcos refiere a las enseñanzas de Jesús a su pueblo a través del uso de parábolas, siendo este un genero literario que muchos de nosotros estudiamos en la escuela, aún no comprendemos cuál es la intensión del mismo?, y por tanto a nosotros hoy también nos confunde al momento de su interpretación. Los discípulos en ocasiones no entendían que quería decir Jesús con esas parábolas y tenia luego que explicarle a sus discípulos el significado de la mismo. Pero dentro de todas esta parábolas descritas en este capitulo Jesús decía "...el que tenga oídos que oiga", es que acaso las personas no lo escuchaban, es que acaso las personas no le atendían cuando Él hablaba; no era eso a mi modo de ver a lo que se refería Jesús, yo lo comparo con aquellas personas que pudiesen estar muy atentas a lo que tú les dice o les enseñas pero realmente no están oyendo, es decir, no están degustando el significado de esas palabras en sus vidas...amigo cuántas veces haz estado escuchando a una persona y no le haz oído lo que ella quiere decirte?...tal vez nosotros estamos o hemos caído en situaciones similares y nos perdemos la oportunidad de oír...ahora bien cuántas veces hemos asistido a una Eucaristía y escuchamos la misma y no oímos lo que Dios esta anunciando.....Es por ello hermano, amigo como dice Jesús "...el que tenga oídos que oiga"...aprendamos a escuchar para luego interpretar las palabras de Jesús en nuestra vida, les aseguro que no es fácil,pero si tú abres tus oídos y pones atento tú corazón esas palabras que entran por tus oídos te llenaran de Esperanza, Fe y muchísima Felicidad. Amén, amén y amén.

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