martes, 3 de agosto de 2010

Cuándo es el tiempo de perdonar...

Perdonar es la acción más complicada para cualquier persona, sea cristiana o no...que difícil es perdonar, pareciera que cuesta todo el dinero del mundo...pero cuando comparamos el perdonar con el pedir perdón pareciese que existe diferencia significativa entre estos dos hechos. Mi experiencia de mi vida me dice que ambos nos cuesta mucho a los hombres y tal vez por las razones más estúpidas que puedan existir: Primero, cuando pedimos perdón pretendemos siempre que la persona a la cual hacemos tal petición debe perdonarnos sin reprocharnos absolutamente nada...pues le informo que esa capacidad solo la tiene Dios...él no nos pone condiciones solo nos dice tus pecados han sido perdonados ve y no peques más...que hermosa enseñanza que hermoso cuando no nos reprocha Dios, pero que duro es cuando una persona nos reprocha primero y nos hace ver el mal cometido y eso no nos gusta del perdón. Segundo, cuando nos toca perdonar que duro nos ponemos, que difícil nos hacemos para perdonar el error de un semejante, que incomprensible se convierte nuestro corazón en esos momentos a tal punto que no somos capaces de perdonar la acción de mi semejante contra mi. Entonces, ¿qué estoy buscando, si no soy capaz de perdonar al que me ha ofendido?...nosotros los hombres somos incapaces de ver más allá de nuestros propios ojos, no somos capaces de visualizar lo que Dios quiere para nosotros ya que la rabia y el dolor nos arropa y no nos deja pensar. Amigo lector las malas acciones cometidas en el mundo nos marcan tanto que dejan cicatriz en nuestras vidas que luego son difíciles de quitar o suavizar...esas marcas no son ocasionadas por Dios, ellas están allí porque nosotros mismos le dimos lugar a el pecado de la ira, el rencor,la rabia y cualquier otro sentimiento que prevaleció antes que la humildad de corazón para perdonar a mi hermano...el que tenga oídos que oiga y el que tenga ojos que vea lo que está haciendo con su prójimo.
Nosotros en muchas ocasiones nos encanta llevar en nuestros hombros los pecados que nos agobian y no los dejamos depositados en lo profundo del mar, se los llevamos a Dios en confesión pero al salir de ella los volvemos a cargar como el que lleva una maleta de pertenencias, no somos capaces de liberarnos de ellos por el contrario les hacemos lugar en nuestras vidas para que nos acompañen...que absurdos somos, que poco valor tenemos para enfrentarlos y dejarlos a Dios y poder así llevar una vida llena de amor, esperanza, fe y sobre todo libre de pecado. Por ello querido amigo el tiempo de perdonar y pedir perdón es ahora, experimenta esta acción bajo la dirección del Dios Altísimo y encontraras que tú carga será quitada de inmediato. amén y amén.

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